La salud mental es parte integral de la salud y el bienestar, como se especificaba en la definición de salud que figuraba en la constitución de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El concepto de salud mental va más allá de la mera ausencia de trastorno mental.

Problema sería cualquier queja, observación o hecho que el paciente o el médico perciben como una desviación de la normalidad, que ha afectado, puede afectar o afecta a la capacidad funcional del paciente. Problemas de salud son todas aquellas situaciones que puedan requerir una acción por parte del médico o de un agente de salud (incluido el paciente)2.

No todos los problemas de salud mental son trastornos mentales. Existen determinadas situaciones vitales que se consideran factores de riesgo para algunas enfermedades mentales (hijos de familias monoparentales, problemas en el embarazo, muerte de un familiar o pérdida de funciones físicas).

Sin embargo, estas situaciones que podríamos etiquetar como mucho de factores de riesgo o preclínicas, al igual que en la parte biologicista de la medicina requiere nuestra atención, pero no necesariamente nuestra intervención. Con frecuencia atendemos a personas que aquejan malestares que probablemente se relacionen más con “estar mal” que con un trastorno clínico genuino. La medicalización de la sociedad facilita esta psicopatologización de la existencia cotidiana, lo que aumenta el número de consultas a los diferentes dispositivos sanitarios.

La United States Prevention Services Task Force tiene una recomendación en relación con el cribado poblacional de la depresión con un grado de recomendación B3: «La recomendación de cribado de depresión sería para aquellos ámbitos donde se pudiese asegurar el diagnóstico, el tratamiento efectivo y el seguimiento apropiado y se trata por tanto de una recomendación coste-efectiva».

Es decir, que hay evidencia a favor de cribar y tratar la depresión que ya existe, pero es distinto de medicalizar los problemas de la vida cotidiana que cursan con tristeza y donde la línea que separa lo no patológico de lo patológico es a veces delgada y difusa. De hecho, algunos autores aclaran que ese tipo de pensamientos fomenta una actitud pasiva ante la vida y contribuye a la idea de que el enfermo tendrá que consultar y tomar antidepresivos siempre que se encuentre triste4.

En el caso de los trastornos del sueño, encontraríamos un ejemplo notorio de sobretratamiento. Según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, en los últimos años hemos observado una tendencia ascendente del consumo de ansiolíticos o benzodiacepinas5. Además, esto es relevante si lo comparamos con otros países de Europa. Muchos de esos tratamientos se iniciaron en relación con ansiedad, y otros, con problemas de corta duración que se manifestaban con insomnio, pero algunos quedaron prescritos bajo el influjo de la inercia terapéutica a pesar de su limitada eficacia pasados los 2-4 meses de tratamiento.

Los sistemas de salud intentan responder a muchas de estas situaciones con estrategias de deprescripción de benzodiacepinas o con campañas dirigidas a pacientes como la del colegio de médicos de Vizcaya que podemos ver en este vídeo: el día a día de los pacientes asociado al envejecimiento o a los cambios de etapas vitales se asocian al riesgo de medicalización.

Vídeo disponible en: https://youtu.be/IZPP3qQEMjc

Algunas de las expresiones recogidas en el vídeo que nos pueden hacer interiorizar el concepto como profesionales de que hay situaciones en las que no estaría justificada la medicalización, y ayudarían a los pacientes serían: “Así es la vida, nos pasa a todos (refiriéndose a situaciones como catarro, ruptura de pareja, etc.)”.

“No hay pildorita que solucione la realidad de no estar enfermo”

Bibliografía

  1. López-Rodríguez JA. Sobrediagnóstico en ciencias de la salud: una revisión narrativa del alcance en Salud Mental. Aten Primaria 2018; 50:65–9.
  2. Equipo CESCA. Los sistemas de registro en la atención primaria de salud. Madrid: Díaz de Santos, 1987.
  3. Siu AL. US Preventive Services Task Force (USPSTF). Screening for Depression in Adults: US Preventive Services Task Force Recommendation Statement. JAMA. 2016;315:380–7.
  4. Ortiz-Lobo A, García-Moratalla B, Lozano-Serrano C, De La Mata-Ruiz I, Rodríguez-Salvanés F. Conditions that do not reach the threshold for mental disorder in Spanish psychiatric outpatients: prevalence, treatment and management. Int J Soc Psychiatry. 2011;57:471–9.
  5. Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. Uso de Benzodiacepinas en España. 2007.

Juan Antonio López-Rodríguez, médico de familia

Grupo de Trabajo de Salud Mental de la semFYC

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